"Cuando uno emplea demasiado tiempo en viajar llega a ser finalmente extranjero en su propio país". (Descartes)
Ha pasado un año y desde aquella noche Kaiman no volvió a ser el mismo. Los que vagamente le conocían afirman que un extraño impulso de autodestrucción empañó su vida y le obligó a desprenderse de todo aquello que poseía. Se quedó sin dinero en el banco, proporcionó los motivos adecuados para ser despedido, perdió su coche y dejó de pagar el alquiler. No obstante estaba lejos de sentirse apesadumbrado. Hay quien dice que alguien le vió salir de un hotel de 5 estrellas. Otros que estaba comiendo en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Rumores vagos y poco creíbles que contrastan con la imagen en la que todos coinciden: el hombre caminando, siempre caminando…y en vaqueros.
Ha pasado un año y Kaiman está sentado en un callejón que recuerda bien. En aquel rincón fue desplazado a otro mundo, otra vida, y ahora su rostro refleja que empieza a entenderlo. Hace frío y tiene hambre. Entró en el bar.
jueves, 1 de octubre de 2009
Dieciseisdieciseis
Harto de palabras.
Tengo una corazonada,
pues la herida que más duele
no sangrará mañana
y aunque dije payasadas
no es locura, no es amor,
sólo es hoy buena jugada
que inventé como si nada
para ser un ganador.
Harto de artificio.
Me di cuenta de mi error.
Ahora esquivo los molinos,
me alimento de corderos,
bebo y huyo del leon.
Conexión
Conexión de tiempo
Conexión de sangre
Harto de arte.
Sigo esperando hijo
que vengas a matarme.
Tengo una corazonada,
pues la herida que más duele
no sangrará mañana
y aunque dije payasadas
no es locura, no es amor,
sólo es hoy buena jugada
que inventé como si nada
para ser un ganador.
Harto de artificio.
Me di cuenta de mi error.
Ahora esquivo los molinos,
me alimento de corderos,
bebo y huyo del leon.
Conexión
Conexión de tiempo
Conexión de sangre
Harto de arte.
Sigo esperando hijo
que vengas a matarme.
martes, 29 de septiembre de 2009
CAPITULO 1 . EL ENCUENTRO
Y Mi abuela dijo: "QUE SÓLO ESTÉ QUIEN SÓLO QUIERA VERSE"
Kaiman salió del bar y arrugó el cuello en su abrigo. El frío de las grandes ciudades es aún peor en los barrios olvidados, cuyos callejones dejan de dar miedo cuando no tienes nada que perder. Una voz rota entre toses le llega desde el lado oscuro de la calle. El mendigo tumbado en el suelo con aspecto enfermo le miró altivo y le rechazó un par de euros.
- No necesito dinero. Tengo todo lo que quiero.
Kaiman sonrió y se ofreció llevarle a un hospital. Ambos saben que se está muriendo.
- No quiero morir en un hospital. Pero me puedes hacer compañía.
No le importa morir en la calle, pero no quiere morir sólo!
Le sorprende la petición y piensa que el mendigo delira (quizás el alcohol, drogas o a saber que…le proporcionan cierta lucidez que enturbia la mente). Ya se ha acostumbrado a la tenue luz del callejón. Le observa. Le estudia. A pesar de tener pinta de mendigo no esta tan sucio ni huele a alcohol y parece recién afeitado y el pelo bien cortado. Además tiene aspecto de estar bien alimentado. Kaiman se debate entre no respetar su petición u otorgar un último deseo a un moribundo. Al final, accede. Se queda con él toda la noche charlando y animándole. A lo largo de la charla se da cuenta de la excelente persona que es el mendigo y llega a sentir algo parecido al respeto, eso que sólo a veces somos capaces de conseguir cuando vencemos la superioridad de la lástima. Se da cuenta de que le aprecia. Cuando llegue el momento Kaiman sabe que va a sentir no haber conocido al mendigo en otras circunstancias.
Antes de morir el mendigo agradece a Kaiman que se quedara con él y le explica lo mucho que este gesto significa, pero que tiene que hacer una última petición.
- Cuando muera quiero que me quites los pantalones y te los quedes.
Kaiman se queda horrorizado. ¿Qué es esto? Después de una noche conociendo al mendigo estaba dispuesto a aceptar casi cualquier petición, pero esto le sobrepasaba.
- Debes hacerlo. No son unos vaqueros normales.
Tras un incomodo silencio que hace a Kaiman retomar la teoría de las drogas el extraño personaje insiste:
- Están sucios y rotos, pero son más de lo que parecen. Una bendición y a la vez, una condena. Con ellos podrás tener lo que quieras aunque nuca podrás disfrutarlo. Como otros antes que yo es mi deber dárselos a otra persona para que continúe usándolos. Quédatelos. Es mi última petición. Respétala. Pero recuerda, para tenerlo todo no debes tener nada. El misterio que encierran estos pantalones sólo funciona si abandonas tu vida y tus posesiones. Sólo así funcionan.
Y murió. Kaiman tiene que superar su tristeza y sus recelos ante esta petición, y con muchas dudas, cumple y le quita los vaqueros alguien que parecía un mendigo, que ni conoce y que está tirado, muerto en un callejón. Pensó mientras lo hacía: “ahora sí que he tocado fondo”.
Kaiman salió del bar y arrugó el cuello en su abrigo. El frío de las grandes ciudades es aún peor en los barrios olvidados, cuyos callejones dejan de dar miedo cuando no tienes nada que perder. Una voz rota entre toses le llega desde el lado oscuro de la calle. El mendigo tumbado en el suelo con aspecto enfermo le miró altivo y le rechazó un par de euros.
- No necesito dinero. Tengo todo lo que quiero.
Kaiman sonrió y se ofreció llevarle a un hospital. Ambos saben que se está muriendo.
- No quiero morir en un hospital. Pero me puedes hacer compañía.
No le importa morir en la calle, pero no quiere morir sólo!
Le sorprende la petición y piensa que el mendigo delira (quizás el alcohol, drogas o a saber que…le proporcionan cierta lucidez que enturbia la mente). Ya se ha acostumbrado a la tenue luz del callejón. Le observa. Le estudia. A pesar de tener pinta de mendigo no esta tan sucio ni huele a alcohol y parece recién afeitado y el pelo bien cortado. Además tiene aspecto de estar bien alimentado. Kaiman se debate entre no respetar su petición u otorgar un último deseo a un moribundo. Al final, accede. Se queda con él toda la noche charlando y animándole. A lo largo de la charla se da cuenta de la excelente persona que es el mendigo y llega a sentir algo parecido al respeto, eso que sólo a veces somos capaces de conseguir cuando vencemos la superioridad de la lástima. Se da cuenta de que le aprecia. Cuando llegue el momento Kaiman sabe que va a sentir no haber conocido al mendigo en otras circunstancias.
Antes de morir el mendigo agradece a Kaiman que se quedara con él y le explica lo mucho que este gesto significa, pero que tiene que hacer una última petición.
- Cuando muera quiero que me quites los pantalones y te los quedes.
Kaiman se queda horrorizado. ¿Qué es esto? Después de una noche conociendo al mendigo estaba dispuesto a aceptar casi cualquier petición, pero esto le sobrepasaba.
- Debes hacerlo. No son unos vaqueros normales.
Tras un incomodo silencio que hace a Kaiman retomar la teoría de las drogas el extraño personaje insiste:
- Están sucios y rotos, pero son más de lo que parecen. Una bendición y a la vez, una condena. Con ellos podrás tener lo que quieras aunque nuca podrás disfrutarlo. Como otros antes que yo es mi deber dárselos a otra persona para que continúe usándolos. Quédatelos. Es mi última petición. Respétala. Pero recuerda, para tenerlo todo no debes tener nada. El misterio que encierran estos pantalones sólo funciona si abandonas tu vida y tus posesiones. Sólo así funcionan.
Y murió. Kaiman tiene que superar su tristeza y sus recelos ante esta petición, y con muchas dudas, cumple y le quita los vaqueros alguien que parecía un mendigo, que ni conoce y que está tirado, muerto en un callejón. Pensó mientras lo hacía: “ahora sí que he tocado fondo”.
martes, 22 de septiembre de 2009
Culebra
Los ojos de mi jardín
tienen forma de planta,
ellos ven pasar la vida,
rápida...
como los carteles
de la carretera.
Cierro los ojos,
me miro y, ahora
que he aprendido a escuchar,
sé que soy el ser
que mas temo de la tierra.
tienen forma de planta,
ellos ven pasar la vida,
rápida...
como los carteles
de la carretera.
Cierro los ojos,
me miro y, ahora
que he aprendido a escuchar,
sé que soy el ser
que mas temo de la tierra.
THE MADCAP’S SINGING
Remember when you were young, you shone like the sun.
Shine on you crazy diamond.
When he was fifteen Syd had his first guitar, made his own amplifier and played blues with his own band. Five years after he became the sun.
Now there's a look in your eyes, like black holes in the sky.
Shine on you crazy diamond.
After one year of shining skies with diamonds he would have a deep black stoned cold crazy look in his eyes. Ten years after he would be growing mushrooms in his basement. Twenty years after he was pushing daisies.
You were caught on the crossfire of childhood and stardom,
blown on the steel breeze.
Come on you target for faraway laughter,
come on you stranger, you legend, you martyr, and shine!
It’s not failure but success what really tests strong characters. And this magician could not tame the beetle while waiting for the worms.
You reached for the secret too soon, you cried for the moon.
Shine on you crazy diamond.
While others where shooting at the moon he found out how to drink it. Cups were left behind empty, just like his visionary LSD dieted brain.
Threatened by shadows at night, and exposed in the light.
Shine on you crazy diamond.
While others were fighting for royalties he would be drowning in pounds, neither needed nor used but for being given away. No hair, no eyebrows, no pain: comfortably numb.
Well you wore out your welcome with random precision,
rode on the steel breeze. Come on you raver, you seer of visions,
come on you painter, you piper, you prisoner, and shine!
-So, how did you like the song?
-Sounds rather old.
-Good bye Syd.
Shine on you crazy diamond.
When he was fifteen Syd had his first guitar, made his own amplifier and played blues with his own band. Five years after he became the sun.
Now there's a look in your eyes, like black holes in the sky.
Shine on you crazy diamond.
After one year of shining skies with diamonds he would have a deep black stoned cold crazy look in his eyes. Ten years after he would be growing mushrooms in his basement. Twenty years after he was pushing daisies.
You were caught on the crossfire of childhood and stardom,
blown on the steel breeze.
Come on you target for faraway laughter,
come on you stranger, you legend, you martyr, and shine!
It’s not failure but success what really tests strong characters. And this magician could not tame the beetle while waiting for the worms.
You reached for the secret too soon, you cried for the moon.
Shine on you crazy diamond.
While others where shooting at the moon he found out how to drink it. Cups were left behind empty, just like his visionary LSD dieted brain.
Threatened by shadows at night, and exposed in the light.
Shine on you crazy diamond.
While others were fighting for royalties he would be drowning in pounds, neither needed nor used but for being given away. No hair, no eyebrows, no pain: comfortably numb.
Well you wore out your welcome with random precision,
rode on the steel breeze. Come on you raver, you seer of visions,
come on you painter, you piper, you prisoner, and shine!
-So, how did you like the song?
-Sounds rather old.
-Good bye Syd.
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