jueves, 1 de octubre de 2009

CAPÍTULO 2. VIAJE

"Cuando uno emplea demasiado tiempo en viajar llega a ser finalmente extranjero en su propio país". (Descartes)

Ha pasado un año y desde aquella noche Kaiman no volvió a ser el mismo. Los que vagamente le conocían afirman que un extraño impulso de autodestrucción empañó su vida y le obligó a desprenderse de todo aquello que poseía. Se quedó sin dinero en el banco, proporcionó los motivos adecuados para ser despedido, perdió su coche y dejó de pagar el alquiler. No obstante estaba lejos de sentirse apesadumbrado. Hay quien dice que alguien le vió salir de un hotel de 5 estrellas. Otros que estaba comiendo en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Rumores vagos y poco creíbles que contrastan con la imagen en la que todos coinciden: el hombre caminando, siempre caminando…y en vaqueros.

Ha pasado un año y Kaiman está sentado en un callejón que recuerda bien. En aquel rincón fue desplazado a otro mundo, otra vida, y ahora su rostro refleja que empieza a entenderlo. Hace frío y tiene hambre. Entró en el bar.

Dieciseisdieciseis

Harto de palabras.
Tengo una corazonada,
pues la herida que más duele
no sangrará mañana
y aunque dije payasadas
no es locura, no es amor,
sólo es hoy buena jugada
que inventé como si nada
para ser un ganador.
Harto de artificio.
Me di cuenta de mi error.
Ahora esquivo los molinos,
me alimento de corderos,
bebo y huyo del leon.
Conexión
Conexión de tiempo
Conexión de sangre
Harto de arte.
Sigo esperando hijo
que vengas a matarme.