"Cuando uno emplea demasiado tiempo en viajar llega a ser finalmente extranjero en su propio país". (Descartes)
Ha pasado un año y desde aquella noche Kaiman no volvió a ser el mismo. Los que vagamente le conocían afirman que un extraño impulso de autodestrucción empañó su vida y le obligó a desprenderse de todo aquello que poseía. Se quedó sin dinero en el banco, proporcionó los motivos adecuados para ser despedido, perdió su coche y dejó de pagar el alquiler. No obstante estaba lejos de sentirse apesadumbrado. Hay quien dice que alguien le vió salir de un hotel de 5 estrellas. Otros que estaba comiendo en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Rumores vagos y poco creíbles que contrastan con la imagen en la que todos coinciden: el hombre caminando, siempre caminando…y en vaqueros.
Ha pasado un año y Kaiman está sentado en un callejón que recuerda bien. En aquel rincón fue desplazado a otro mundo, otra vida, y ahora su rostro refleja que empieza a entenderlo. Hace frío y tiene hambre. Entró en el bar.
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